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Sinopsis
La madrugada del 24 de febrero de 1895 una bomba estalla en el Parlamento de Londres. Al instante, las medidas de seguridad se activan y detienen al joven Michael Chapman, un obrero al que se relaciona con grupos anarquistas. Mycroft Holmes, al servicio de la Corona, es el encargado de investigar dicha relación para resolver si ha sido un caso aislado o un plan orquestado. Y todo parece fácil de resolver hasta que se entera que su hermano, el detective consultor Sherlock Holmes, ha sido contratado por los padres del joven que creen en la inocencia de su hijo. Ahora, las dos mentes más brillantes de Londres se enfrentan por conocer la implicación del joven Chapman. ¿Será parte de un grupo anarquista o solo un cabeza de turco?
De esta forma, comienza la verdadera competición entre los dos genios, creados por Arthur Conan Doyle. Mientras que el mayor trata de probar que el sospechoso es el culpable del atentado, Sherlock intentará demostrar que el chico se ha visto envuelto en una oscura conspiración en contra de su voluntad.
En el juego de mesa Holmes: Sherlock y Mycroft, cada jugador se pone en la piel de uno de los dos detectives en un total de siete rondas, que equivalen a siete días de investigación. A lo largo de ellos, harán su aparición algunos de los personajes más populares de las aventuras del escritor como el Inspector Lestrade, el Doctor Watson o la Señora Hudson, que estarán a disposición de los jugadores. Y es que cada uno cuenta con tres puntos de acción, que podrán colocarse sobre los personajes para hacer uso de sus habilidades.
Con ellas, será posible conseguir tarjetas de pruebas, así como fichas de investigación. Y como no hay manera de saber en qué día aparecerá cada personaje, su creador confirma que cada partida será diferente a la anterior, por lo que quedan excluidos los planes que consistan en recurrir siempre a las mismas habilidades para ganar. Así, contrariamente a lo que pueda sugerir su título, no estamos ante un juego de deducción, sino de gestión de acciones.