Un buen día de la primavera de 2010, Charlie y Ros descuben que la tía Reggie les ha dejado en herencia una casa, pero no se trata de una casa cualquiera... En ocasiones, las paredes hablan, y eso es lo que ocurre en esta espléndida mansión situada en tierras cercanas a Reading, en Inglaterra. Su voz, que nos llega cabalgando el ruido de tuberías viejas y puertas que chirrían, nos acerca a las vidas de hombres y mujeres muy dispares, que vivieron en épocas distintas y en condiciones muy diversas, pero todos encontraron cobijo bajo el techo de Ashenden Park.
¿Qué hacer con esta joya que a lo largo de más de doscientos años fue testigo de tanta alegría, tanto dolor, tantas emociones?
Elizabeth Wilhide nos invita a una aventura donde el tiempo y el espacio andan de la mano: hay mucha vida en Ashenden Park y, bien mirado, la muerte es una simple anécdota.
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