Una mañana de abril de 2001, la crítica de arte Kathryn D'Angelo llega al condado de Vermont procedente de Nueva York para hacer una larga entrevista a una veterana y singular figura del arte contemporáneo: la pintora Hope Chafetz. La conversación deriva pronto hacia el atribulado pasado sentimental de Hope y su vida con sus tres maridos sucesivos: Zack McCoy, el genio del expresionismo abstracto; Guy Holloway, la fulgurante estrella del pop art y, por último, Jerry Chafetz, hombre de negocios y coleccionista de arte, el único, por cierto, que aportó serenidad a la vida de Hope. Más o menos disfrazados, el lector reconocerá en estas páginas la presencia de controvertidos creadores como Jackson Pollock, Andy Warhol, Roy Lichtenstein o la propia Lee Krasner, esposa de Pollock. En el largo diálogo entre la ambiciosa y cínica pero inocente Kathryn y la sabia pero vulnerable Hope, Updike recrea magistralmente la bohemia artística de posguerra y las excentricidades posmodernas, pero también las ambigüedades propias de la fama, el narcisismo de los grandes artistas, el complicado papel de «esposa de genio» y otros misterios relativos al sexo y a la felicidad.
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