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Sinopsis
«Las cosas hermosas que escribiremos si poseemos talento están en nosotros, difusas, como el recuerdo de una melodía que nos cautiva sin que podamos acordarnos de ella», escribe Proust en Contra Sainte-Beuve, y en efecto, en esta obra el autor empezó a recordar esa melodía que se convertiría, años después, en su célebre En busca del tiempo perdido. Bajo la forma de una conversación con su madre, Proust despliega numerosos motivos de esa cadencia: momentos en que un pequeño gesto del presente le lleva al pasado (entre ellos la escena que prefigura aquella otra, famosa, de la magdalena); el insomio y los sueños; los ruidos de la calle que se cuelan en la habitación; una hermosa condesa; la impresión que causa en él un rayo de luz en el balcón; la llegada a Venecia; páginas memorables sobre Sainte-Beuve, Nerval, Baudelaire y Balzac; los Guermantes; la infancia en Combray...Contra Sainte-Beuve. Recuerdos de una mañana es un conjunto de fragmentos, de índole y origen diversos, que Proust redactó entre 1908 y 1909 y que quedó inédito a la muerte del autor. Si al principio dudó entre un ensayo de factura clásica en torno a Sainte-Beuve o un relato que comenzaría una mañana, cuando su madre se acercara a su cama y ambos dialogaran sobre literatura, poco a poco la narrativa fue ganando terreno para ir convirténdose en relatos en torno a la memoria recuperada.