Sus relatos suscitaron una auténtica revolución literaria, convirtiéndose en el modelo al que aspiraron muchos románticos: adoptaron una visión realista y verosímil, a la vez que fantástica, lógica y aterradora, trasladando el objeto de miedo al contexto cotidiano del hombre de finales del XIX bajo la forma de sucesos sobrenaturales, cuyo misterio se halla en la propia mente del protagonista: un pánico psicológico, que toma un cariz, en ocasiones, de humor negro, grotesco. El lector encontrará en los realistas Alarcón, Galdós, Fernández Bremón, «Clarín», Pardo Bazán y Baroja, en un clima común, esta inquietud estremecedora.
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