tiempos, el mundo de las finanzas ha crecido demasiado, se ha distanciado de los negocios ordinarios y de la vida
cotidiana, para convertirse en una industria muy rentable que principalmente comercia consigo misma, habla consigo
misma y se juzga a sí misma según unas reglas propias. El afamado y prestigioso economista John Kay pone el dedo en la
llaga y expone una incisiva crítica al actual sector financiero, que debe replantearse sus principios y metas, y sobre
todo no puede olvidar que su principal cometido es administrar un dinero que ha sido creado fuera de su órbita y que no
es suyo.
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