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el que diariamente se sirven cientos de pollos asados. En el sótano
se encuentra el triturador que aprovecha los huesos para hacer
pienso: el Löschenkohl es una macabra metáfora del eterno ciclo de
la vida y la muerte. Allí, el detective austriaco Brenner podrá
comprobar de primera mano que el horror y la locura aparecen a
menudo bajo una piel inofensiva y que no sólo los restos de pollo
asado pasan por la trituradora Brenner irá tropezando con un
misterio tras otro sin llegar nunca a entender el caso del todo, pero
como de costumbre conseguirá una sorprendente resolución. Una
historia original e inteligente, rebosante de un humor corrosivo
donde todos los canallas, y hasta el propio investigador, acaban
produciendo ternura.
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