También a Leonardo se le ha metido un cristalito en el ojo. Lo ha venido a buscar la Reina de las Nieves y lo ha encerrado en un castillo de hielo. En su pesquisa, el protagonista se acerca a la figura del padre muerto, evoca los acertijos de su abuela y encuentra los suyos propios: ¿cómo era llorar? ¿Quién es la misteriosa señora de la Quinta Blanca? ¿Por qué sentimos vértigo?
La valentía, el adulterio, la intensidad de las relaciones forjadas sobre la ausencia y la escritura entendida como vínculo de afinidad real entre los seres jalonan el camino de Leonardo hacia la salida del túnel.
He aquí un impresionante canto al empeño y la lucha de la memoria; una parábola contemporánea, muy bella, sobre la potencia del recuerdo.
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