En el 332 a. C., Alejandro Magno viaja a la tierra de los faraones para liberar a su pueblo de la dominación persa. Sin embargo, allí el incienso, mercancía esencial para rituales, medicamentos, perfumes y muchos otros usos, escasea. Obtenido de la resina de determinados árboles, procedía de los actuales Yemen y Omán, así como de Somalia y Etiopía. Entre estos puntos se establecía una red comercial conocida como «la ruta del incienso».
En este contexto histórico, una mujer que lo ha perdido todo y un hombre que busca su destino se enfrentan a alianzas y traiciones, dependencias y luchas entre los pueblos más importantes de la Antigüedad, que convergen en Egipto.
Con una ambientación soberbia y una trama propia de una novela de espionaje, La ruta del incienso se convierte en una novela histórica fascinante.
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