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Sinopsis
Todos los conflictos bélicos, aunque quede oculto por el brillo de las «heroicas» batallas, se producen por causas económicas.La Segunda Guerra Mundial no es una excepción. No las hay. Durante los años 20 del pasado siglo, la prosperidad habíafavorecido un aumento demográ"co. La crisis del 29 hacía muy difícil mantener a to da esa población, lo que propició tanto enAlemania como en Japón, amparados en su superioridad industrial, que se difundieran ideologías de tipo nacionalista quejusti"caban la supremacía racial de unos países sobre otros de su entorno, para poder sobrevivir. Hasta ahí, el planteamiento noera distinto del que se había hecho la humanidad durante veinte siglos. Las diferencias aparecieron cuando el Nacionalsocialismooptó por el crimen para poderlo llevar a cabo. Y no porque sus dirigentes tuvieran mentes preclaras destinadas a gobernar elmundo, todo lo contrario. Porque eran tan simples, que lo único que se les ocurrió para quedarse con todo lo robado fue matar asus dueños. Aseguramos una visión diferente a la guerra, hagámoslo desde elprincipio: los aliados no derrotaron a los ejércitos del Reich gracias a los estadounidenses que desembarcaron en Normandíacomo salvadores del mundo ?aunque nos hayan convencido de ello machaconamente durante la posguerra?, sino gracias alesfuerzo sobrehumano de la Unión Soviética. La auténtica vencedora.