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Fitzwilliam no toma en consideración los temores de la anciana hasta que, al día siguiente, lee en el periódico que el doctor Humbelby ha desaparecido y la señorita Pinkerton ha sido arrollada por un coche cerca de una comisaría.
¿Simple coincidencia? Para averiguarlo, el señor Fitzwilliam decide trasladarse al enigmático pueblo para, una vez allí, descubrir que no solo está repleto de secretos, sino que, escondido entre todos ellos, esperando el momento ideal para volver a actuar, se encuentra el asesino.
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