De pequeño, a Miguel le gustaba observar y encontrar la explicación de todas las cosas, y era muy bueno en los estudios, pero tuvo que dejar pronto la escuela para cuidar las cabras y ayudar a su familia.
Eso no impidió a Miguel cumplir su sueño de ser poeta y escribir versos para todos: para los niños y las niñas sin escuela, para los hombres sin pan, para los campesinos pobres del mundo.
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