Antes de morir de agotamiento, Milena había dicho a Margarete: «Sé que al menos tú no me olvidarás, que podré seguir viviendo en ti. Tú les dirás a los demás quién fui, serás mi juez clemente». Y Margarete, a quien estas palabras infundieron el valor de escribir este testimonio de coraje y resistencia frente a la barbarie nazi, cumplió su promesa.
El contacto de seguridad todavía no está disponible. Si necesitan esta información solicítenla mediante este enlace
Este artículo no tiene advertencias de seguridad. Si tienen alguna duda al respecto consulten al contacto de seguridad.