Sí, se dice lo contrario, se habla de lo hermoso que puede ser
dejarse arrastrar por los sentimientos, que actúe el corazón y
no la mente, pero guiarte por las emociones en un mundo donde
todo parece corrompido puede costarte mucho más que tu
propia alma.
Aquí, la lealtad o el amor parecen relativos; la inmortalidad los
vuelve efímeros. Lo que hoy es hermoso, mañana parece marchitado
de modo que pensar en el futuro se vuelve inútil e irresponsable.
Solo queda la mente, la fría y calculadora mente,
endurecer el corazón y no fiarse de nada ni de nadie. Al fin y al
cabo, de amor al odio no hay más que un paso.
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