No fueron publicados por su autor, aunque sí en vida de éste, tal vez como ánimo de perjudicar a su supuesto destinatario.
Entre los misterios que rodean a estos poemas se cuentan la naturaleza de la pasión del poeta, su supuesta homoxesualidad, la inesperada aparición de "la dama negra" en los últimos sonetos, el que el propio Shakespeare no los reconociera como suyos... Pero, enigmas aparte, es tal su belleza y recogen con tanta perfección y con tantos matices la pasión amorosa y sus numerosas vicisitudes que lectoras y lectores se han identificado desde siempre con ellos, reviviendo sus alegrías y penas en las palabras del poeta.
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