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Sinopsis
Para la mayoría de nosotros, la matemática representa el mejor ejemplo de lo que significa pensar con rigor. A partir de un puñado de definiciones y axiomas iniciales, todas las conclusiones a las que nos conducen sus demostraciones nos parecen verdades incuestionables, resultado de la aplicación de la férrea lógica del razonamiento deductivo. O así nos pareció durante más de dos mil años, durante los cuales el libro Elementos de Euclides se convirtió en paradigma del pensamiento racional. Pero esa plácida certeza en la que vivían los matemáticos se ha ido resquebrajando en los últimos dos cientos años. La aparición de las geometrías no euclídeas fue la primera grieta, a la que se sumaron otras paradojas (como en la célebre paradoja de Russell) que sacudieron los cimientos de las matemáticas, hasta que Gödel asestara el golpe definitivo con su teorema de incompletud.