El autor ha organizado sus textos en cuatro grandes apartados (el Amor; el Tiempo; el Arte y la Muerte), que presenta como medicamentos, que según él, consume a diario para sobrevivir.
Estos recorren sus intuiciones y pensamientos más profundos, tiene gran protagonismo el sentido de la existencia. Sin embargo, hace hincapié, como un guiño a los lectores, en que «No es bueno leer los prospectos de los medicamentos; no creo que te ayude saber sus efectos adversos. Si necesitas tomártelos, tómatelos, y depende de cómo reacciones, tendrás efectos adversos o no. Pero no los leas, descúbrelos».
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